Esperando el tren en la estación de cercanías de Goya he contemplado a uno y otro lado del andén los murales de evocación goyesca correspondientes a las etapas primera y última del artista. Hay un tremendo contraste entre las coloridas escenas campestres del pintor cortesano y la crueldad de los desastres de la guerra, reflejo de su profunda desazón en la madurez. Triste itinerario vital, por desgracia tan frecuente. ¿Pesimismo o lucidez?
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