VIDAS DE SANTOS

San Martín parte su capa para abrigar a un pobre.
Iglesia de San Martín (s. XIV) en La Aljafería.

¡DIABLOS!
Las tentaciones de San Antonio (Martín Bernat. s. XV)
 Exposición "Aragón-Flandes" - Paraninfo
 
Una variopinta cuadrilla de diablos, mitad zoológicos, mitad alienígenas, intenta impedir la ascensión del santo al Cielo. Ver artículo: los rostros del mal.
¿Se volvieron así de feos por ser malos o se volvieron malos por ser así de feos?
 



Detalles de retablos de iglesias de la provincia de Zaragoza. Exposición "Joyas de un patrimonio". Hasta el 23 de junio en el Palacio de Sástago. Diputación Provincial de Zaragoza.

LA VIRTUD COMPRADA

La dote de las tres hermanas. Damián Forment (1532). Museo de Zaragoza.
Procede de la ermita de San Nicolás de Bari en Velilla de Ebro.
 
Se representa la escena de la dote de San Nicolás a las tres hermanas. Tres doncellas duermen juntas, mientras su padre está a los piés de la cama. Sobre ella, dos bolsas de oro arrojadas por San Nicolás para salvarlas de la prostitución. Esa leyenda ya fue comentada, junto a otros dos milagros del santo donde curiosamente también rige el número 3 (ver: Santidad por triplicado). Decía así:
"Uno de los milagros cuenta la historia de tres chicas de la ciudad vieja, muy pobres. Su padre temía mucho por ellas ya que no tenía dinero para mantenerlas y tampoco para darles la dote para que pudieran casarse, por lo que temía que terminaran como prostitutas para poder vivir. San Nicolás tomando tres esferas de cristal y convirtiéndolas en oro, se las hizo llegar a través de la ventana a las tres jovencitas y asi cada una tuvo una buena dote para poder casarse y se salvaron de un triste destino. Cuando echó las esferas por la ventana, cayeron en unas medias de lana que las jóvenes habían dejado secando (San Nicolás es quien trae los regalos navideños en el norte de Europa y por eso se cuelgan las medias que sirven para recibir los regalos)".
El trasfondo de la historia es tremendo: la mujer no podía tener independencia económica y, para poder sobrevivir, su destino era la prostitución o el matrimonio que, desde esa óptica de la compraventa, venía a ser una prostitución santificada. Ante ese panorama, tener tres hijas no era algo bienvenido. Las historias de santos suelen desarrollarse en escenarios de violencia y miseria.
 
EL CIELO DE ZARAGOZA

San Valero, San Vicente Mártir, San Pedro Arbués y Santo Dominguito de Val, en la Gloria. José Luzán (1757). Óleo sobre lienzo. Museo de Zaragoza.
 
Los cuatro santos representados son zaragozanos, de nacimiento o de adopción. De izquierda a derecha: 
San Pedro Arbués, Inquisidor de Aragón a las órdenes de Torquemada en el s. XV, asesinado en el interior de La Seo en venganza por las muertes de conversos en autos de fe que había sentenciado. En represalia por su muerte, la Inquisición desató una oleada de nuevos asesinatos.
San Valero, primer obispo y patrono de la ciudad, por cuya celebración cada 29 de enero los zaragozanos hacen fiesta y comen roscón. Fue encarcelado durante la persecución de Diocleciano (s. IV), junto a su diácono Vicente. La tartamudez de Valero le salvó la vida: ante el tribunal le costaba hablar, así que tomó la palabra Vicente con tanto énfasis que fue directo al martirio.
San Vicente Mártir, el que se la jugó por quitarle la palabra al tartamudo Valero. Fue ejecutado con saña: le quebraron los huesos, luego fue desollado y finalmente asado. Eran unos bestias aquellos romanos...
Santo Dominguito de Val, monaguillo de La Seo que fue encontrado asesinado a orillas del Ebro en 1250. En el s. XVI la Iglesia construyó una leyenda de martirio con fines antisemitas, elaborando unas falsas actas que copiaban al detalle otras leyendas europeas similares. Tiene una capilla lateral en La Seo donde se ve al niño crucificado, con una herida en el pecho por donde "los malvados judíos" le habrían extraido el corazón vivo. Siendo yo un tierno infante que correteaba por la catedral mientras mis padres asistían a misa en el altar mayor, un sacristán me llevaba a aquella capilla y me repetía con sádica insistencia la sangrienta historia, pensando tal vez así estimular mi fe. Lo que estimulaba era mi insomnio en la siguiente noche.
 

PEPE DESCONFIADO

 
Este personaje de mirada triste y semioculto es San José, subtitulado P.P. en los antiguos retablos eclesiales (en este caso, P.P. = padre putativo del niño Jesús, nada de política oiga) y por ello conocido popularmente como "el Pepe". Aparece en la parte derecha de esta pintura gótica:
 
Epifanía. Blasco de Grañén (1437 - 1438). Museo de Zaragoza.
Procede de la Iglesia Parroquial de Lanaja (Huesca).
 
Son curiosas esa actitud y esa localización, fuera de la empalizada, cuando hasta la vaca y el burro están dentro. Según la cartela que acompaña a la pintura, "la desconfianza con que San José observa la escena" es "una anécdota descrita en los Evangelios Apócrifos".
Dicen los Evangelios oficiales sobre el nacimiento de Jesús: "Su madre, María, estaba desposada con José; y antes de vivir juntos, resultó que ella había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo. Pero José, su esposo, como era realmente bueno, y no quería denunciarla, determinó repudiarla en secreto. Y mientras andaba cavilando en ello, un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas llevarte a casa a María, tu esposa, porque lo engendrado en ella es obra del Espíritu Santo [...] José, cuando se despertó hizo como le había ordenado el ángel del Señor y se llevó a casa a su esposa. Y hasta el momento en que ella dio a luz un hijo él no la había tocado". Y, según la tradición católica, tampoco la tocó después y virgen siguió. Entonces, al no haberse consumado el matrimonio, María y José nunca habrían estado casados... No es que me preocupe mucho el tema, pero para la Iglesia estos asuntos siempre han sido importantes.
¿Y qué cuentan los Evangelios Apócrifos? Leo en un artículo de Mapi Pamplona en la revista digital yamelose.com que: "Según el llamado protoevangelio de Santiago, José es un hombre viudo de edad avanzada que se desposa con una jovencísima virgen llamada María que había sido criada en el templo y que estaba a punto de llegar a la pubertad. Los sacerdotes del templo al ver la situación piensan que deben sacarla del templo antes de que lo mancille, ya que su situación física complicaba su matrimonio con un joven (¿si no por qué iban a casarla con un viudo?). Fue entonces cuando los sacerdotes reunieron a los viudos de la tribu de Judá, elegida entre las doce a suertes, y decidieron que José, la desposara cuando ella alcanzara la edad del matrimonio. (Sobre la elección del futuro esposo existe una "leyenda" que dice que todos pusieron un cayado en un círculo y que del de José brotaron vegetales, por eso en la iconografía popular José aparece muchas veces con un cayado floreado). José, obedeciendo a los sacerdotes se la llevó consigo y la dejó en su casa. Poco después, él se marchó a trabajar fuera de la ciudad". Y más tarde: "José volvió dos años después de su marcha y, cuando regresó, se encontró con que la joven que tenía catorce años estaba embarazada de tres meses, según ella, por obra y gracia del Espíritu Santo". "Lo que otros sugieren es que María fue entregada a José no como esposa sino para que la criara como una hija más, y cuando José regresó de su viaje dos años después y la encontró embarazada, pensó que la habían violado y decidió reconocer al hijo para evitar represalias contra la joven. Evidentemente, se trata sólo de conjeturas".
La imagen de San José es muy repetida. Aquí le vemos con la vara florida de la leyenda:

San José y el niño Jesús: detalle. Vicente Berdusán (1666). Museo de Zaragoza.
Óleo sobre lienzo. Procede del Colegio de San Vicente de Zaragoza.
 
Sobre la virginidad de José ha habido opiniones contrapuestas. Para  San Agustín: "Si José no hubiese sido virgen, Dios no le hubiese dado en modo alguno por esposa a la Virgen [...] y esto por una razón muy sencilla: porque si no hubiera sido virgen, hubiera podido atentar contra la virtud de María". Una buena forma de justificar esa falta de relaciones entre la pareja era presentar en la iconografía a José como casi un anciano, frente a la juventud de María (no es el caso de la anterior imagen).
El papel asignado a José en la Historia Sagrada es más bien un "papelón". Es normal la desconfianza y se comprende el rostro taciturno que le puso el artista en la tabla gótica.

SANTA ÁGUEDA
 
Iglesia de El Portillo
 
Se le representa con una bandeja en la que están los pechos que le fueron cortados en el martirio, por no acceder a los deseos del senador romano Quintianus (s. III). Patrona de las mujeres. Años atrás era popular esta copla-plegaria:
«Agueda que no quisiste 
a los dioses adorar  
en prueba de tu constancia 
las tetas te han de cortar. 
Y le respondió la Santa 
con afecto singular: 
Que cuerten por donde quieran 
que cuerten si han de cuertar. 
Y le cortaron las tetas 
como aquel que cuerta el pan.» 

SIN CABEZA
 
San Lamberto en la iglesia de Santa Engracia
 
Dice la tradición católica que tras ser decapitado por un soldado romano, Lamberto tomó su cabeza en las manos y así, descabezado, fue caminando hasta el lugar donde yacían los restos de Santa Engracia y demás mártires cristianos para ser enterrado junto a sus correligionarios.

Santos que pierden la cabeza y santos que la cortan... estampas piadosas.


Detalles de retablos de iglesias de la provincia de Zaragoza. Exposición "Joyas de un patrimonio". Hasta el 23 de junio en el Palacio de Sástago. Diputación Provincial de Zaragoza.

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